Un representante del personal mantiene una relación conflictiva regular con la Gerencia.
Se queja de no ser tratado “adecuadamente” por su dirección y por la dirección, y de sufrir mucho por ello hasta el punto de obtener una larga baja por enfermedad. El médico ocupacional manifestó al DDH su preocupación por su estado moral, temiendo hasta lo peor, pero el informe de uno de los procedimientos internos de seguimiento y reporte de RPS da una opinión divergente y deja lugar a dudas. ¿En contextos económicos y relacionales tensos, los/as DDH se ven enfrentados a la desconfianza de los interlocutores sociales que militan, a su manera, contra la toxicidad de la empresa hacia los empleados?
De manera más general, ¿cómo revitalizar las relaciones con estos socios clave (empleados protegidos, médicos del trabajo, inspección del trabajo, sindicatos, policía)?
¿Cómo hacer de las restricciones palancas estratégicas para considerar una sana gestión del conflicto o desconfianza?