Un empleado, cuya situación personal se encuentra muy afectada, denuncia ser víctima de acoso por parte de su supervisor.
Ante la negativa del gerente y de la dirección, la situación escaló: amparos del médico del trabajo, amenaza de investigación para una calificación de estrés profesional, rechazo de las soluciones de movilidad propuestas por el DRH, arrebatos emocionales de todos los actores… Atentos a los riesgos de acoso, pero a menudo alertados erróneamente por empleados que son muy reactivos a las limitaciones profesionales (torpeza gerencial, vida personal intrusiva), los DDH tienen dudas. Ante las primeras sospechas de acoso, ¿qué se puede hacer para neutralizar la dinámica de escalada?
¿Cómo reemplazar los límites de la vida personal en el contexto del trabajo?