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      La ira es una emoción esencial. Sin embargo, debemos aprender a gestionarlo. Este artículo describe cómo la ira afecta la salud mental y brinda consejos para curarse de la ira y dejar de experimentar el efecto de la olla a presión. "Todo lo que comienza con ira termina en vergüenza. -Benjamin Franklin

      Los orígenes de la ira

      Los orígenes de la ira

      En los últimos años, los problemas relacionados con la ira han recibido una mayor atención y algunos sostienen que los problemas relacionados con la ira van en aumento. Los problemas relacionados con la ira que encontramos en la clínica pueden ser más frecuentes en la sociedad actual por varias razones.

      Estrés y presión

      El estilo de vida moderno a menudo conlleva un aumento del estrés, la presión y las exigencias, lo que puede contribuir a mayores niveles de frustración e ira. Las personas pueden enfrentar dificultades para gestionar el equilibrio entre la vida personal y laboral, las presiones financieras y las expectativas sociales, lo que las hace más propensas a experimentar dificultades relacionadas con la ira.

      Tecnología y redes sociales

      El auge de la tecnología y las redes sociales ha cambiado la forma en que nos comunicamos e interactuamos. Las plataformas en línea pueden proporcionar un caldo de cultivo para expresar y afrontar la ira, ya que el anonimato y la distancia pueden facilitar el desahogo de las frustraciones y la participación en intercambios hostiles. Esto puede conducir a una mayor exposición a contenidos que inducen a la ira y a una mayor probabilidad de conflicto.

      Divisiones políticas y sociales

      En tiempos de polarización política y social, la ira puede ocupar un lugar más destacado en el discurso público. Los debates sobre temas delicados, diferencias ideológicas e injusticias sociales pueden despertar fuertes emociones y alimentar la ira a nivel individual y colectivo. Esto puede contribuir a una expresión más visible de la ira dentro de la sociedad.

      Consideraciones de salud mental

      La ira puede asociarse con una variedad de trastornos mentales, incluido el trastorno explosivo intermitente, el trastorno de oposición desafiante y ciertos trastornos de la personalidad. El mayor reconocimiento y conciencia de los problemas de salud mental en los últimos años puede contribuir a una mejor comprensión e identificación de los problemas relacionados con la ira.

      Es importante señalar que, si bien las dificultades relacionadas con la ira son más visibles o discutidas en la sociedad contemporánea, esto no significa necesariamente que la ira en sí se esté volviendo más común. Puede ser que los cambios sociales hayan hecho que sea más fácil expresar y reconocer los problemas relacionados con la ira. En conclusión, varios factores sociales, culturales e individuales pueden contribuir a la percepción de un aumento de los problemas relacionados con la ira. Si bien la ira es una emoción humana normal, es esencial promover formas saludables de expresar y manejar la ira para garantizar resultados constructivos y relaciones interpersonales positivas.

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      Consideraciones de salud mental

      Un obstáculo para la vida

      La ira se convierte en un problema cuando se convierte en una forma de afrontar la vida y no podemos afrontarla. A nadie le preocupa que un niño tenga un breve estallido de ira ante una situación determinada, pero este comportamiento se vuelve problemático cuando se convierte en una actitud, una forma de estar en el mundo, como algunas formas de depresión, como las principales. personaje del poema de Ludovico Ariosto "El Orlando Furioso". Orlando es un famoso paladín cristiano que se enamora de Angélica, la princesa de Catai. Orlando deberá vivir buenas y malas aventuras, enfrentando obstáculos uno tras otro para seguir a su amada Angélique, quien, por el contrario, se enamora del escudero Medon. Después de todos los sacrificios realizados, este descubrimiento hizo que Orlando perdiera la cabeza y comenzara a culpar al mundo entero. Entonces, si la ira es un sentimiento natural fundamental, ¿qué hace que se desborde hasta convertirse en una reacción dominante ante la vida y una forma de ser?

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      El efecto olla a presión

      La ira se acumula como la presión en una olla a presión. Se acumula hasta alcanzar su punto de saturación. Al no encontrar más espacio, a menudo explota violentamente. Es la misma solución que reprimirlo o ponerlo a dormir, y que falló. Este sentimiento natural también puede transformarse en su doble maligno, la ira. La rabia abruma a la persona y hace que pierda el control. Eventualmente implosiona o explota. En ambos casos, la ira abruma a la persona. Por tanto, el mero intento de contenerlo produce un efecto explosivo.

      Una comprensión diferente

      Un enfoque terapéutico constructivista de la ira enfatiza el papel activo del individuo en la construcción e interpretación de sus experiencias de ira. Reconoce la influencia de procesos cognitivos, interpretaciones subjetivas y factores socioculturales en el desarrollo de reacciones de ira. Al explorar y desafiar sus creencias y marcos cognitivos, las personas pueden desarrollar una relación más constructiva y adaptativa con la ira. En el ámbito de las emociones humanas, la ira se destaca como una fuerza ardiente que puede desencadenar tanto cambios positivos como consecuencias destructivas. Desde la furia al volante hasta las discusiones acaloradas, la ira tiene una profunda influencia en nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Sentimos ira cuando sentimos que nuestras necesidades, deseos, esfuerzos o planes se ven obstaculizados o bloqueados por factores internos (nosotros mismos) o externos (otros o el mundo). Incluso las personas más reflexivas pueden enfadarse, y lo harán, cuando se enfrentan a frustraciones y decepciones. Sin embargo, la ira tiende a considerarse un sentimiento socialmente inaceptable. Desde una edad muy temprana, se nos enseña y se espera que lo restrinjamos y neutralicemos para evitar sus devastadoras consecuencias. Como nos recuerda Aristóteles en “Ética”, “el hombre que no se enoja en el momento adecuado es un tonto”.

      La experiencia del muñeco Bobo

      Pero, ¿qué sabemos sobre los efectos psicológicos de la ira? Un famoso experimento arroja luz sobre este intrigante tema y revela la naturaleza compleja de esta intensa emoción. La ira es una emoción a la que generalmente le damos una connotación negativa, aunque es una reacción humana natural y un sentimiento básico. En la década de 1960, el famoso psicólogo Albert Bandura llevó a cabo un estudio innovador conocido como el experimento del muñeco Bobo. Este experimento tenía como objetivo comprender cómo la exposición a un comportamiento agresivo puede moldear las reacciones de los individuos, particularmente en el contexto de la ira y la agresión. En este experimento, los niños observaron a los adultos interactuando con un gran muñeco inflable llamado Bobo. En un escenario, los adultos exhibieron comportamientos agresivos hacia el muñeco, como puñetazos, patadas y abuso verbal. En otro escenario, los adultos jugaban con el muñeco tranquilamente y sin agresiones.

      Los resultados del experimento del muñeco Bobo son notables. Los niños que observaron un comportamiento agresivo hacia la muñeca tenían más probabilidades de imitar el comportamiento. Demostraron una mayor agresión física hacia el muñeco, reflejando las acciones que habían presenciado. Este estudio reveló el poder del aprendizaje observacional y destacó el impacto potencial de la ira en el comportamiento humano.

      Los efectos transformadores de actuar como si

      Cuando la ira comienza a ofrecer beneficios secundarios

      La ira puede convertirse en un hábito que proporcione beneficios secundarios. Los niños pueden desarrollar este hábito y aprender cómo y cuándo enfadarse. A pesar de esto, los adultos continúan absteniéndose de enojarse, muchas veces porque tienen miedo, por lo que la ira también puede ser utilizada como una estrategia de manipulación por parte de un niño para conseguir lo que quiere. Puede utilizarse para intimidar, con el fin de obtener ventajas o ganancias secundarias. Por ejemplo, un niño puede hacer un berrinche cuando las cosas no salen como quiere o cuando quiere algo a toda costa. Para poner fin a su comportamiento imposible, sus padres ceden y acceden a su petición, quizás también dándole varias golosinas para distraerlo. El niño percibirá sus rabietas como una forma de conseguir lo que quiere, así que ¿por qué no intentarlo de nuevo? Cuando los beneficios secundarios superan el aspecto problemático, se puede decir que el comportamiento de la persona tiene una función, necesidad o propósito y, por lo tanto, se trata más de placer.

      La ira como motivador

      Si bien la ira a menudo se asocia con resultados negativos, también puede conducir a cambios positivos. La ira puede servir como motivación, empujando a las personas a abordar las injusticias, hacer valer sus límites o luchar por causas sociales. Puede alimentar la determinación, la resiliencia y la voluntad de superar obstáculos. Cuando se canaliza de manera constructiva, la ira puede ser un catalizador para el desarrollo personal y la transformación social.

      El camino hacia el equilibrio emocional

      Reconocer los efectos psicológicos de la ira es el primer paso hacia el desarrollo de mecanismos de afrontamiento más saludables y el manejo eficaz de esta poderosa emoción. Aquí hay algunas estrategias para controlar la ira.

      Escritura de cartas diarias

      Una forma útil de disipar la ira es escribir todos los días, ritualizando la expresión de la ira. Una solución aparentemente sencilla pero eficaz para repetir hasta haber superado el enfado.

      Conciencia de sí mismo

      Escuchar sus emociones y sus desencadenantes es esencial para comprender y controlar la ira.

      Reencuadre cognitivo

      Desafiar los pensamientos negativos y adoptar perspectivas más constructivas puede ayudar a calmar la ira.

      Habilidades de comunicación

      Aprender técnicas de comunicación efectivas permite a las personas expresar su enojo de manera asertiva y constructiva, lo que promueve la comprensión y resolución del problema.

      Referencias

      • Ernst von Glasersfeld. (1995). Constructivismo radical: una forma de conocer y aprender. Londres: Routledge Gibson, P. (2020) Escapar de la trampa de la ansiedad. Libros de ciencia estratégica.
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      • Kassinove, H. y Sukhodolsky, DG (Eds.). (2018). Trastornos de ira: definiciones, diagnóstico y tratamiento. prensa de la Universidad de Oxford
      • Neimeyer, RA (2006). Psicoterapia constructivista: rasgos distintivos. Rutledge.
      • Neimeyer, RA y Sands, DC (2011). Reconstrucción de significado en el duelo: de los principios a la práctica. Asociacion Americana de Psicologia.
      • Neimeyer, RA (Ed.). (2019). Técnicas de terapia del duelo: prácticas creativas para asesorar a los deudos. Rutledge.
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      • Portelli, C., Papantuono, M., Gibson, P., (2016) Ganar sin luchar. Prensa de la Universidad de Malta
      • Karaman, MA (2020). La relación entre la ira, el estrés y la inteligencia emocional: un estudio de revisión. Revista de estudios de educación y formación, 8(7), 16-21. doi 10.11114/jets.v8i7.4946
      • DiGiuseppe, R. y Tafrate, RC (Eds.). (2006). Comprender los trastornos de la ira. Prensa de la Universidad de Oxford.

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